En mi viaje he conocido a Mafalda

10 de noviembre de 2015

Volví de mis vacaciones la semana pasada, pero no ha sido hasta hoy que he podido sentarme tranquila delante del ordenador a escribir (la primera razón es que tenía una traducción que entregar [y que, ¡yuju!, he entregado hoy]; la segunda es que mi portátil [el que uso para todo lo que no sea trabajar, porque el de trabajo me lo ha prestado mi novio] está viejo y me da dolor de cabeza cada vez que lo cojo). Sí, lo sé, tengo que comprarme un portátil, ya estoy mirando, pero he decidido esperar a Navidad a ver si salen ofertas buenas. 

Total, que me voy por los cerros de Úbeda, lo que estaba diciendo: volví la semana pasada, pero no he parado desde entonces. El viaje ha ido muy bien; si tenéis curiosidad, podéis leer lo que conté en mi blog literario sobre él (aquí). En esa entrada también puse algunas fotos, aquí solo voy a enseñaros una que me hace especial ilusión (sí, soy una friki): Mafalda sentada en un parque de Oviedo.


Como he mencionado más arriba, hoy mismo he entregado una traducción. No sé cuándo podré hablaros de la novela en particular, pero por ahora puedo decir que es una de mis traducciones que más me ha gustado hasta el momento. Le tengo mucho cariño a algunas ellas, pero esta es la historia que más me ha sorprendido hasta ahora. También me ha planteado bastantes retos por diversos temas, uno de ellos el lenguaje coloquial que emplean los jóvenes protagonistas. Espero poder hablaros pronto de todo ello.

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