Creo que nunca os he hablado de las propuestas de traducción, y me parece un tema interesante, pues, gracias a ellas, me introduje en el mundo de la traducción.
Me remontaré al año 2012, recién salida de la universidad de cursar mi Máster en Traducción Editorial. Cuando acabé el máster, me dediqué por completo al TFM que, si no recuerdo mal, presenté en el último trimestre de ese año. Emocionada y también nerviosa, me lancé a enviar correos electrónicos a editoriales, a ofrecer los servicios de una novata que nunca había traducido nada aparte de la novela gráfica que había presentado en el trabajo fin de máster. En la licenciatura poco me habían hablado del mundo laboral, pero en el máster había asistido a distintos talleres con profesionales del sector (traductores, editores, profesores) y tenía un montón de información para poder lanzarme sin miedo al mercado laboral. Me habían hablado mucho y muy bien de las propuestas de traducción; era un buen modo de meter la cabeza, de presentarte al editor, de que viera cómo trabajabas. Tengo en el disco duro decenas de propuestas de traducción curradísimas; InDesign se convirtió en mi mejor amigo y preparé unos documentos visualmente increíbles sobre libros que me parecían muy interesantes. Además, contaba con una ventaja, y es que tengo un blog literario y conozco muy bien el catálogo de muchas editoriales, por lo que me preocupaba mucho por enviar propuestas a editoriales donde sabía que sí que encajaban esos libros. ¿Me aceptaron alguna vez una propuesta de traducción? Nunca, aunque una editorial publicó uno de los libros que yo había propuesto a otro editor y, aunque es cierto que me dio rabia no haber escrito antes a esa editorial y haber traducido yo esa novela, me alegré por dos motivos: 1. porque el libro me había encantado y me hacía ilusión que llegara a España; 2. porque una editorial había encontrado interesante un libro que yo ya había descubierto, y eso me daba confianza en mí misma.
He dicho que ninguna editorial aceptó nunca ninguna de mis propuestas, pero lo que no he dicho es que gracias a las propuestas metí la cabeza en dos editoriales. No me enviaron traducciones, pero sí lecturas para realizar informes, un modo estupendo de que me conocieran, de que supieran cómo trabajaba. Y, después de muchos informes, me llegaron las primeras traducciones de esas mismas editoriales. Así pues: ¿sirven las propuestas de traducción? Mi respuesta es que sí, que sirven y mucho. Igual no te aceptan la propuesta y no acabas traduciendo ese libro, puede que no te manden ningún otro encargo de traducción, pero a lo mejor se fijan en ti, a lo mejor les gusta la propuesta, tu estilo, tu gusto por los libros. A lo mejor te contratan para otra cosa y así te conocen mejor, y puede que les gustes todavía más, que valoren tu trabajo y que acaben enviándote algún encargo de traducción. Eso sí, mi consejo es que te curres las propuestas, que las maquetes bonitas y que solo las envíes a editoriales en cuyo catálogo encajan. Eso hablará muy bien de ti.
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